Tu cuerpo roza mi piel como la
suave brisa mañanera se acerca
sigilosa al abrumador tacto de tu
rostro, en un conjunto momento de
pasión, tus besos y caricias desatan en
mi una fuerza hasta entonces desconocida,
la fuerza del deseo, deseo de tenerte
entre mis brazos y no dejarte escapar,
no poder dejarte escapar, porque hasta el
mínimo roce de tu aliento hace a mi
cuerpo estremecer, deseo de sentir,
sentirnos más unidas que nunca,
fundidas en una sola, como
el metal se funde al calor del fuego,
tú y yo nos fundimos al calor de
nuestros cuerpos.
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