sábado, 14 de junio de 2008

Tan solo tú.

Tu cuerpo roza mi piel como la
suave brisa mañanera se acerca
sigilosa al abrumador tacto de tu
rostro, en un conjunto momento de
pasión, tus besos y caricias desatan en
mi una fuerza hasta entonces desconocida,
la fuerza del deseo, deseo de tenerte
entre mis brazos y no dejarte escapar,
no poder dejarte escapar, porque hasta el
mínimo roce de tu aliento hace a mi
cuerpo estremecer, deseo de sentir,
sentirnos más unidas que nunca,
fundidas en una sola, como
el metal se funde al calor del fuego,
tú y yo nos fundimos al calor de
nuestros cuerpos.

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