Porque los cuentos sirven para dormir a
los niños y para despertar a los adultos,
porque por ese cuento, del que tú eres
la princesa, abrí los ojos...
te encontré radiante, tus ojos me ataron
a tí y es ahora cuando, incluso soñándote,
no puedo irme de tu lado, ya que, hasta nuestras
almas, que se escapan en la noche abandonada,
se quieren.
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